LLAMADO DE ATENCION

Accidente?

El día de hoy, como todas las mañanas mis compañeros del verano de la investigación científica y yo, nos preparamos para ir a la universidad a hacer nuestras labores. La mañana transcurría con la normalidad de todas los días, una vez montados en las bicicletas emprendimos el viaje hacia la UABC, algo que no sale de nuestra rutina pues todas las mañanas lo hacemos.

Circulábamos por Reforma, justo enfrente del aeropuerto militar, cuando uno de los semáforos marcó el alto, de repente se colocó por la parte trasera del grupo de ciclistas -mis compañeros y yo- , un microbús de servicio público que empezó a pitar para que nos moviéramos, cosa que no podíamos hacer, porque en primer lugar el semáforo estaba en rojo y segundo porque los automóviles de la calle contigua estaban circulando conforme les señalaba el siga o “verde” del semáforo. Cuando volteo hacia atrás el camión se dirigía hacia mí, pero al intentar moverme hacia un lado, la defensa delantera del micro había alcanzado la llanta trasera de mi bicicleta y doblado el rin, lo que por obvias razones la dejó inservible para continuar con mi viaje del día.

El chofer del camión se paró y mi compañero Darío Beltrán lo alcanzó para evitar que emprendiera una huida, algo que sin duda el chofer no tenia planeado, puesto que al ver la indignación de los ahí presentes se detuvo para ver lo que había pasado. La gente molesta lanzaba comentarios para exigir el pago de la bicicleta y yo tranquilamente me dirigí hacia el chofer para ver a qué arreglo podíamos llegar. Como es de pensarse, en un primer momento insistió en que yo había tenido la culpa al no moverme a lo que argumenté que en primer lugar el semáforo estaba en rojo, en segundo estaba invadiendo un carril que en ese momento no le correspondía y tercero, nos había visto desde metros antes y pudo haber frenado al ver que no movíamos las bicicletas. Llegamos a un acuerdo y el señor chofer responderá por los gastos que resulten del arreglo de la bicicleta.

Afortunadamente no pasó a mayores, pero me pongo a pensar hasta dónde llega la imprudencia de los conductores para con los transeúntes, cómo es posible que por comodidad se exponga no sólo la seguridad de quienes viajan dentro de los vehículos sino que al mismo tiempo el peatón, o quienes al igual que yo no cuenten con protección para este tipo de situaciones. Esto es una llamada de atención para quienes se encargan de planificar reglamentos de tránsito y para hacer, al mismo tiempo, la observación como ciudadano, de que es necesaria la apertura de espacios para ciclistas y personas que se mueven de distintas maneras, ya sea por situación económica, conciencia ambientalista o algunas otras razones, dentro de esta y otras ciudades .


Atte: OSCAR VIRGEN MENDOZA
Ensenada, Baja California, 17 de julio de 2009