miércoles, 29 de julio de 2009

Fin de semana en el Calpulli

En el verano de investigación los fines de semana son de trabajo. El sábado algunos de mis compañeros de verano y yo asistimos a la celebración del año nuevo en el calendario maya.

En esta ocasión “águila” tuvo a bien invitarnos a la celebración del inicio del año semilla auto existente. El viaje, desde el inicio fue muy interesante, para empezar nos fuimos en ride (o sea con el gordo), un buen samaritano nos llevó hasta la entrada de un fraccionamiento cercano a ensenada, el viento hizo que los chinos se me esponjaran como nunca, bueno nunca me peino, que me preocupa je.

Caminamos unos metros hacia un sendero de terracería, para mi parecieron muchos porque el sol en ensenada está a todo lo que da y más cuando caminas sobre el desierto sin mas que una que otra palmerilla empolvada por el camino. Por fin después de pedir mas aventones un señor nos dio un aventón dejándonos en una esquina próxima al lugar del calpulli, aunque para eso faltaba un poco jorge el “águila” aprovechó para pegar un cartel con información sobre la celebración; justo en ese momento, una señora preguntó hacia dónde íbamos y le dijimos que al calpulli, ella aceptó gustosa llevarnos en su ranger blanca. Pudimos llegar muy pronto, de hecho temprano.

Entrando al lugar se podía observar un cambio en el ambiente, incluso pude ver que el sol iluminaba más que en el resto de los ranchos próximos. En el portón de la entrada, hacia el lado izquierdo se encontraba un montón de viejas tarimas de madera que próximamente sabremos para qué sirvieron. Caminamos un poco mas hasta llegar a la casa donde Oscar y Marcela, los guardianes del lugar nos recibieron con un caluroso saludo e inmediatamente nos pidieron colocar las cosas en un kiosco ubicado al centro del patio. Para ayudar en el lugar, nos pusimos a barrer, no es que el lugar estuviera sucio, simplemente queríamos hacer algo y no estar sin hacer nada, el lugar inspiraba trabajo.

Una vez terminada nuestra chamba, el águila nos llamó para sacar nuestro kin maya, que es algo así como el horóscopo pero basado en el calendario de los astrónomos por excelencia. Yo salí con el kin del sol espectral amarillo, lo que según jorge, es bueno sobre todo por el día en que estuve allá un nuevo sol, un nuevo año.

Mas tarde, la madera ya estaba haciendo su acto presencial, el fuego nuevo se encendió, Darío y yo llevamos maderos para que el fuego permaneciera encendido durante buena parte de la tarde, después alguien mas llevó para la noche y así hasta el día siguiente.

La tarde se pasó de manera tranquila, una vez encendido el fuego procedimos a hacer el saludo al sol y dar unas cuantas danzas en honor de las direcciones de los cuatro rumbos y todos los elementos del universo.

La hora de la comida no podía faltar, un momento muy peculiar, diferente a todas las comidas que he tenido antes, una comida basada en vegetales: nopales, ejotes, frijoles, jitomates, cebollas… simplemente delicioso…

El taller de la asignación del kin siguió durante buena parte de la tarde y en el kiosco de la comida se llevó a cabo una charla sobre salud.
Más tarde, se continuó con la danza azteca, ahí danzando se hizo de noche. Un experiencia única. La fogata nos esperaba.

De cenar, pan con mermelada de fresa y jugo de naranja, lo más importante del momento fue la convivencia alrededor de la fogata, mientras unos tocaban percusiones, otros aplaudíamos y unos cuantos cantaban, hubo de todo desde cánticos mundanos y comerciales hasta canciones en lenguas mexicanas.

Por la mañana el sonido del caracol se dejó escuchar, era momento de la meditación, la verdad me quedé dormido. Cuando desperté de nueva cuenta, era momento de preparar el temascal, la gente empezaba a llegar. Los preparativos para este ritual, nuevo para mi, se estaban llevando a cabo y el momento de ingresar a el se acercaba; unas treinta personas estaban al interior del circulo y las abuelitas, piedras al rojo vivo, ingresaban para empezar con el ritual. El calor se sintió inmediatamente y ríos de sudor corrían por mi piel. Al inicio fue un poco difícil pero mi cuerpo se acostumbro poco a poco al calor que iba en incremento. Fueron cuatro etapas, y cada una era mas caliente que la anterior. Algunos no lograban resistir la temperatura y pedían permiso para salir. Fue un proceso muy tranquilo. Al terminar un baño con agua fría fue suficiente para hacer de la piel un órgano limpio y suave.

Unos pozos habían sido preparados el día anterior para hacer el proceso del sembrado de la semilla, todos colaboramos con las palas para preparar la tierra que con composta y residuos orgánicos convirtió una tierra árida en tierra fértil. Se sembraron semillas de acelgas y otros vegetales que con el cuidado de los asistentes darán ricos frutos.

El día termino con algunos cantos y agradecimientos por lo obtenido en la ceremonia. Los asistentes se veían animados y tranquilos por los resultados de los dos días de trabajos.

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