jueves, 9 de julio de 2009

la bici


Hoy compartire con ustedes una entrada dedicada a ese medio de transporte que poco a poco se ha ido quedando en el olvido: la bicicleta.
La primera me la regalo mi padre cuando tenia como cinco años, si no mal recuerdo fue para mi cumpleaños y aprender a andar en ella fue muy fácil puesto que el triciclo, su antecesor inmediato me había dejado muchas, muchas, enseñanzas; claro, mi nuevo vehículo estaba dotado de dos llantas de soporte o llantitas como yo las llamaba, por lo que todo era fácil.
Recuerdo mucho mis primeros paseos en el Rodeo, un parque ubicado en lo que por aquellos entonces eran las afueras de la ciudad, ahora casi céntrico y que se utiliza aun para las instalaciones de la feria de todos santos, era muy divertido porque íbamos todos en familia, mi papá y mi mamá se sentaban en una banca a ver como mi hermana y yo jugábamos en nuestras bicis. Los raspones y los enojos no podían faltar, y siempre era el motivo para que mi mamá dijera el tradicional ya vámonos, y eso era imperante por lo que por más patadas y berrinches que hiciéramos era una orden que se tenia que cumplir.
Ya mas grandecito, tendría seis años, llegó el momento de quitar las llantitas, y llego el momento de los porrazos. Fuera de casa había un mango muy grande, y junto a este una pendiente que de no frenar era por lo menos, un raspón. Era un ir y venir por la cuadra, darle vueltas a la manzana y divertirme ya junto con mi hermano.
La siguiente bicicleta llegaría al cumplir diez años, era una bici más grande, pero no pude disfrutarla al cien porque ya la escuela empezaba a exigir más dedicación de mi parte y había menos tiempo.
La tercera y última era la bici del rancho, en ella nos paseábamos mi hermano y yo, en alguna ocasión logramos llegar hasta el Agua Zarca, un poblado al que hicimos una hora en bicicleta.
ahora que me encuentro haciendo mi verano en Ensenada, mis compa;eros la doctora nelly y yo decidimos obtener algunas para movilizarnos dentro de la ciudad...

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